Universidad, fomentando la (des)igualdad


            La actual crisis que vivimos nos está afectando a todos de una manera o de otra, pero no se trata solo de una crisis económica, si no que esta va mucho más allá, se trata en toda regla de una crisis, ya no a nivel nacional si no global, de valores. Actualmente me pregunto con demasiada frecuencia hacia donde nos dirigimos, que pretenden nuestros gobernantes con todo esto que están haciendo y que quieren conseguir con todo ello.
            Actualmente como muchos sabrán estoy cursando estudios universitarios con lo que conlleva todo ello, seguramente vivamos esta crisis de una manera diferente, pero no alejada como alguno que otro pensará por el mero hecho de ser jóvenes. La facultad donde estudio está simple y llanamente empapelada, donde se puede contemplar las múltiples protestas contra los continuos recortes y como nos afectan a los estudiantes y a todo el ámbito de la educación. En los próximos días escribiré sobre una cosa que me ha llamado la atención, el que quizás sea el nivel cultural que dichos gobernantes quiere que tengamos, pero andando en estas, un compañero de facultad y amigo mio ha escrito una carta que va dirigida a usted querido lector, una carta como protesta al ámbito de la educación que sorprendentemente hoy en día se sigue dando. Jesús Santiago Linares, que así es como se llama, está ahora mismo trabajando en un libro que próximamente editará, así mismo es autor de varios blogs de distinta temática como son: Si mañana no despiertoConsejos SantianosPequeño Capricho de Cronos.
            Sin más os dejo con Jesús Santiago Linares, emplazándoles al 9 de Octubre para una nueva cita en este su blog, mi blog, un saludo, Juan Manuel Macías Lorenzo.




Queridos lectores, el artículo número 14 de nuestra querida Constitución española se ha visto terriblemente sodomizado por nuestras instituciones públicas, que tanto se jactan y presumen con diversos programas de cumplirlo y fomentarlo. Particularmente, puedo hablar desde la experiencia en el campo de la educación, esta vez en la “cumbre” de ésta: la Universidad.
Teóricamente, la Universidad defiende una serie de valores, entre los cuales está, por supuesto, la igualdad entre hombres y mujeres y la no discriminación por razones de sexo...Lo que no me queda muy claro, dado que a través de un texto no se expresan bien las intenciones, es si estas líneas contienen un alto contenido irónico (sobre todo, después de las opiniones del bueno de nuestro ministro de Educación en relación a los centros que separan por sexo). Hace unos días, me llamaron la atención unos carteles distribuidos por mi Facultad ofertando un puesto de ayudante social para tratar con personas con un determinado síndrome que dificulta sus labores sociales. Debido a que es un tema que me atrae al tener relación con el campo de la psicología, llamé por teléfono para ofrecerme en tal programa. La sorpresa fue tras pedir información, ya que me despacharon inmediatamente dejándome claro que no era para mí por el simple hecho de ser un alumnO y no una alumnA... ¡un momento! ¿No éramos tantos los hombres como las mujeres iguales en derechos según nuestra actual Constitución? Se ve que durante una corrida de toros o un partido de fútbol han tachado ese artículo completamente. Una lástima. En fin, obvia es mi desilusión completa ante la Universidad como mi indignación. ¿Para esto nos enseñan con tanto ahínco una serie de valores desde pequeños? ¿Realmente estamos en una sociedad que aboga por la igualdad? No me impresionaría ver mañana mismo en mi supermercado habitual que la gente me señalase con el dedo por comprar un limpia-cristales, ¡un hombre limpiando! Sí, queda muy bonito decir de cara al público desde un centro educativo que todos somos iguales, que cualquiera puede conseguir y realizar lo que le plazca, blablabla... pero a efectos prácticos, pasa lo que pasa, tanto chicos como chicas se ven discriminados finalmente por su condición de sexo.
Y continuando con las desigualdades en la Educación, tocaré en los bolsillos de cada uno. Muchos recordaréis lo que eran las becas, esas ayudas del Estado para superar las dificultades económicas de cada familia...o para que varios hijos de un papá que esconde algo bajo el colchón puedan estrenar coche nuevo o comprar el último Ipad. ¿Quién no ha oído el típico “¡Mira lo que me he comprado con la beca que me han dado este año!” o “Voy a viajar a Londres con varios colegas gracias a la beca que me han dado, jejeje” mientras uno sonríe forzosamente por tener que hacer las cuentas para que no se vaya un solo euro de la auténtica miseria que le han dado para cursar los estudios? Personalmente, estoy HARTO de ver cómo los que menos la necesitan, los típicos que con 18 años ya estrenan coche reciben el máximo de las becas, mientras otros no sabemos dónde caernos muertos. Vuelvo a preguntar, ¿igualdad, por favor?
En fin, parece que se ha impuesto como ley de vida que los de verdad queremos adquirir conocimientos y llegar a algo acabemos sirviendo hamburguesas de una cadena de comida rápida a tronistas de un programa de auténtica telebasura, personajes que aparecen en televisión durante décadas por pegar un braguetazo con un torero o a un estafador mientras nos hablan desde su coche de alta gama a través de una ventanilla. Ah, y por supuesto, cada sexo en su determinada zona de trabajo, no vayamos a creernos que tenemos los mismos derechos.

Firmado: Jesús Santiago Linares

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