La Fuerza que Mueve al Mundo


Volverte fuerte no es fácil. Consiste en desprenderte de cada parte de ti mismo, partirte en miles de millones de pedazos que jamás serán recompuestos, pero que una vez volaron hasta tocar fondo, estos, se funden para recomponer a un ser completamente nuevo.


Ese soy yo. Alguien capaz de destruirse a sí mismo para renacer de sus cenizas. Admito mis errores. Quizás me equivoqué en ciertas cosas, pero siempre intenté actuar por el bien común exponiéndome ante el peligro. Ahora soy fuerte, tan fuerte que nadie lo puede llegar a imaginar, un verdadero Titán, un ser de acero hecho del mismo material que mortales y estrellas. Ese soy yo.
Nadie se da cuenta de lo que he comprendido en este tiempo. Nadie salvo yo.
Lo curioso de todo es como voy interiorizando eso, gracias a esas mismas personas con las que me relaciono. Ellas me ven a su manera y soy yo el que veo en ellos como me ven a su manera y me generan a mí, la comprensión de mí ser.
Soy fuerte. Podría levantar un imperio a mis pies si quisiera y sin embargo el mundo no llegaría a comprender la fuerza que tiene el creer. Creer en uno mismo.
Ahora sé que soy fuerte como la gravedad que impulsa a la luz a caer en un agujero negro. Tan fuerte como la energía oscura que destrozará este Universo dentro de cientos de miles de millones de años gracias al gran desgarramiento. Soy fuerte porque he comprendido que soy eso, el Universo hecho carne. Soy, él mismo, que intenta comprenderse a sí mismo, como yo, el propio Universo contempla a los demás.
Más que fuerte soy una fuerza, la misma que mueve al mundo. La impulsa.
Rey de mi bandera, Dios de mí mismo.
Lucha contra el tiempo y este te derrotará, tómalo como tuyo y te dará la respuesta. Soy el Universo consciente, el mundo en sí mismo, un Dios, y por eso sé que soy fuerza, soy más fuerte de lo que os podáis llegar a imaginar.



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