Mientras tanto, no hay mientras tanto
Mientras tanto no hay mientras tanto.
Si el mientras hubiera sido por sí, hubiera sido
mientras tanto, más sabiendo en definitiva que el tiempo se había diluido en la
infinidad del concepto mismo, el mientras no existía para ser contado. Sin
embargo, en los albores de la naturaleza, aún sin la existencia del propio
tiempo, algo debió ocurrir pues aquí y ahora me hallo contando aquello que pudo
acontecer y a la vez no aconteció, en ese tiempo que no fue, pues mientras yo
cuento lo acaecido, el tiempo no fluye, no se desarrolla, mientras tanto, no
hay mientras tanto.
Muchos son los que se pregunta por la esencia del
tiempo, ¿qué es el tiempo? ¿Sólo fluye y es perceptible de la manera en que
nosotros lo palpamos? ¿O existen más evidencias del propio tiempo diferentes a
la que percibimos?
Para ello debemos “retroceder” hasta el propio
origen del tiempo. Donde mientras tanto, no hay mientras tanto, una
singularidad, un punto ínfimo de energía donde nacería toda materia que hoy
podemos percibir, y con ello el propio tiempo, el Big Bang. Tal y como ocurre
en el vientre materno, donde un óvulo acaba de ser fecundado, las primeras
evidencias de que el tiempo es tiempo, y ha dejado de ser mientras tanto, no
hay mientras tanto, es el crecimiento exponencial de células que dará origen a
una vida, una vida que percibirá el tiempo, una vida que ya no se encuentra
indefinida en el mientras tanto, no hay mientras tanto. Así fue como el
Universo fue creado por periodos minúsculos de tiempo donde se expandió y
expandió, como un globo cuando es hinchado por un niño. El tiempo había sido
creado, y con ello la propia vida. La indefinición de la singularidad, de un
tiempo que existía y a la vez no existía había sido sesgada, olvidada por el
propio Universo. Pero, si somos precavidos podemos atisbar sus efectos aún hoy
en día.
¿Qué ocurre cuando quemamos un papel? ¿Qué ocurre
cuando mezclamos mayonesa con kétchup? Si observamos la primera pregunta, un
objeto físico es borrado, pero queda algo en nuestro mundo que deja constancia
de su propia existencia, el humo y las cenizas, si observamos detenidamente,
para ese papel hubo un momento indeterminado en el tiempo, donde fue papel, y a
la vez era humo y cenizas, ese momento indeterminado de su existencia, se
trataba de una singularidad, donde el tiempo era mientras tanto, y a la vez no
lo era mientras tanto.
Por otra parte tenemos a las dos salsas, que en su
momento eran dos sustancias notablemente diferenciadas, pero que tras
mezclarlas ya jamás volverían a serlas. Una vez más la singularidad de ser y no
ser se da en esa mezcla de mayonesa y kétchup. A fin de cuentas, mientras
tanto, no hay mientras tanto, no sólo es una singularidad, sino más bien es una
posibilidad más a contemplar, algo que puede o no suceder movido por una
entidad externa, un ser.
Mientras no eliges, todo es posible. Aunque también
es verdad, que mientras no lo hagas, nada lo es.
La singularidad sería todos
aquellos resultados que a la par de darse, son también factibles de no hacerlo,
y en cierta manera el tiempo se convierte en una dimensión donde constantemente
se dan esos acontecimientos y no se dan, un lugar, que el vocabulario humano es
incapaz de nombrar con los conceptos imaginados por su cerebro, es algo que
queda más allá de nosotros mismos, es por ello, que nosotros, lo llamamos el
lugar de: mientras tanto, no hay mientras tanto.
Sólo medimos la evolución de los hechos desde nuestra perspectiva, para poder dar un sentido al antes y después. Hoy 18 de Agosto, es el mismo día, sólo tres años después. Haber sido, y a la vez ser, las dos a la vez. Besitos MªAngeles LM
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